Autora: Callie HartTraducción: Jesús CañadasPublicación: 1 de abril de 2015Género: Fantasía / Ficción juvenilEditorial: FaerisPáginas: 696
Primero lo primero: este libro me atrapó desde la primera página. Sí, sé que eso se dice mucho, pero en este caso es literal. Me senté a “echarle un vistazo” y cuando quise darme cuenta llevaba cien páginas leídas y un crush no sano con un fae de carácter dudoso.
Quicksilver nos lanza de cabeza a un mundo dividido entre dos extremos: un desierto ardiente lleno de secretos y saqueos, y una tierra helada donde los fae no creen mucho en las visitas humanas. Y en medio está ella, Saeris Fane, una protagonista que no se deja intimidar ni por reinas inmortales ni por guerreros que dan miedo (aunque sean muy guapos, ejem).
Saeris guarda muchos secretos, demasiados. Nadie sabe lo que es capaz de hacer. Roba para sobrevivir, pero no lo hace con dramatismo: lo hace con ingenio, coraje y sarcasmo, lo cual me encantó. Hasta que, en una de esas, accidentalmente abre un portal que la lanza a un reino helado donde los cuentos de hadas (bueno, de pesadilla) cobran vida.
Y allí está Kingfisher de Puerta Ajun. El guerrero fae con nombre de pájaro y humor de piedra. Oscuro, arrogante, letal y... sí, magnéticamente fascinante. Su relación con Saeris es un eterno tira y afloja, de los que me encantan. Enemies to lovers, pero bien hecho, con tensión, con roces, con diálogos que chispean y con heridas emocionales que se entrelazan con los hechizos.
𝑳𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒎𝒂 avanza con ritmo, mezclando magia, política, pactos oscuros, alquimia, traiciones y mucha, mucha tensión (romántica y de la otra).
𝑳𝒂 𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆𝒏𝒕𝒂𝒄𝒊ó𝒏 es simplemente espectacular. Desde los polvorientos mercados del desierto hasta las gélidas cumbres de Yvelia, se nota el mimo con el que está construido este mundo.
𝑳𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒋𝒆𝒔 secundarios también brillan. Todos tienen su función, su historia, sus motivaciones. Nadie está solo para llenar páginas.
«Dioses, es qu eno lo soportas ¿verdad? No soportas que te haya ganado por la mano una humana. ¿Por qué no puedes limitarte a admitir que te engañé?»
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