Autor: Ellery QueenRedactor: Manuel Navarro VillanuevaTraductor: Tino Navarro VillanuevaGénero: Novela policíaca/ Golden Age / Novela ClásicaEditorial: Who EditorialPáginas: 244
Hay crímenes que ocurren en la oscuridad. Y hay otros que tienen el descaro de suceder ante cientos de ojos… sin que nadie vea nada.
Así empieza esta historia: con un asesinato en mitad de una obra de teatro, un sombrero de copa que desaparece y una pregunta que me persiguió durante días —¿puede lo más trivial convertirse en la clave de un crimen perfecto?
Lo empecé una noche en la que me costaba dormir. No sabía qué buscaba, pero sí lo que no quería: otra novela policiaca predecible.
Me bastaron dos capítulos para darme cuenta de que esto era otra cosa. Algo clásico, sí, pero con una inteligencia tan punzante que te obliga a leer con los cinco sentidos despiertos. Me recordé a mí misma jugando al Cluedo de niña, pero con un cóctel entre las manos y muchas más sospechas en el aire.
Lo que me fascinó no fue solo la trama, milimétrica, tensa, sin una palabra de más, sino la dinámica entre el inspector Queen y su hijo Ellery.
Me hizo pensar en esa clase de relaciones donde uno aporta la intuición y el otro el método, el oficio frente a la mente analítica.
Ellery no es un detective de acción, sino de pensamiento. Y eso, para una lectora que adora que la hagan dudar hasta el final, es un regalo.
«Queda otro punto por considerar en este análisis preliminar del sombrero de copa desaparecido. Y, caballeros, puede muy bien convertirse en una consideración fundamental antes de que terminemos. Es de suma importancia para nosotros saber si el asesino sabía de antemano que sería necesario quitarle el sombreroa Monte Field. En otras palabras, ¿conocía el asesinode antemano el significado del sombrero, sea cual sea?»
El teatro como escenario del crimen es un golpe de genialidad. Todo está lleno de focos, bambalinas y dobleces: los actores fingen, el asesino también.
Y el detalle del sombrero de copa… Qué brillante. Lo que falta es lo que guía toda la historia. No hay persecuciones ni disparos, pero sí una coreografía de pistas que se van encajando con el ritmo de un acto bien ensayado.
Los diálogos, por cierto, tienen ese punto irónico y elegante que adoro: parecen más propios de una partida de ajedrez verbal que de un interrogatorio policial.
Este libro no es solo una novela de misterio: es un homenaje a la inteligencia narrativa. A los pequeños gestos, al arte de mirar donde nadie más mira.
Lo terminé de madrugada, cerrando el libro con una sonrisa cómplice y esa sensación de haber estado todo el rato a un paso del asesino… sin haberlo visto venir.
¿Os ha pasado alguna vez que un simple detalle, un objeto olvidado, una ausencia aparentemente banal, os haya hecho sospechar que ahí estaba la clave?
Y si os atrevéis a leerlo… decidme: ¿lo descubristeis antes que Ellery?
¿Me enganchó? Muchísimo. ¿Me frustró? También, porque llegué a pensar que lo tenía todo resuelto… y Ellery me desarmó en la última jugada.
Es de esos libros que lees con una ceja levantada y una libreta mental donde apuntas sospechas, pistas, contradicciones. Y cuando lo terminas, quieres volver atrás, no para releerlo… sino para ver si fuiste tan ciego como creías. Spoiler: sí.
Una joyita del género clásico que no envejece mal, al contrario: te hace desear que más autores se atrevieran a apostar por la sutileza en lugar del shock.
«Menudo complot más maquiavélico»
«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»
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