Autor: Francis Scott FitzgeraldTraducción: José Manuel Álvarez FlórezIlustración: Ignasi BlanchGénero: Ficción ContemporáneaEditorial: Nórdica LibrosPáginas: 208
𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏 𝒄𝒐𝒏𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒂𝒕𝒊𝒗𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒄𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐 – 1925-2025
𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒃𝒓𝒆𝒗𝒆, 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒂 𝒚 𝒕𝒓𝒊𝒔𝒕í𝒔𝒊𝒎𝒂. 𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒔𝒖𝒆ñ𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒉𝒂𝒄𝒆 𝒂𝒍 𝒂𝒎𝒂𝒏𝒆𝒄𝒆𝒓.
Hay libros que uno lee por “deber literario” y otros que se leen porque algo en ellos te llama sin que sepas por qué. Y a veces, solo a veces, esas dos cosas coinciden. El gran Gatsby fue eso para mí. Lo había leído hace años, como quien cumple con una lectura “obligatoria”. Pero ahora, con esta edición conmemorativa entre las manos, algo cambió. Me detuve más. Sentí más. Entendí más.
Esta novela es breve, sí. Apenas unas 200 páginas. Pero lo que cuenta, y sobre todo cómo lo cuenta, deja una huella profunda. Hay una belleza triste en cada línea, una sensación constante de que el tiempo se escapa, de que lo que amamos está siempre un poco fuera de nuestro alcance.
La historia es la que muchos conocen: Nick Carraway, un joven que llega a Nueva York buscando su lugar, se convierte en el vecino del misterioso Jay Gatsby, millonario encantador y obsesionado con recuperar a Daisy, un amor perdido entre nieblas y promesas rotas. Pero lo que parece una historia de amor imposible es, en el fondo, una reflexión brutal sobre los sueños, la ambición, la fragilidad de lo que creemos eterno.
Gatsby, con sus fiestas llenas de desconocidos, su mirada perdida al otro lado de la bahía, su esperanza terca y desesperada, me rompió un poquito el corazón. Es un personaje inolvidable. Vulnerable, ridículo a veces, pero profundamente humano. Y eso es lo que hace que esta historia aún resuene, cien años después.
Lo que más me impresionó esta vez fue la tristeza contenida en la narración. Nick observa, describe, intenta entender. Pero hay una melancolía silenciosa en sus palabras, una especie de desencanto suave que va calando poco a poco. Es como si estuviera contando algo hermoso que ya sabe que está condenado al olvido.
Esa frase final... te deja con un nudo. Porque todos somos un poco Gatsby: queremos regresar a algo que idealizamos, a una versión de nosotros que ya no existe. Y la vida, como el mar, nos lleva siempre hacia adelante, aunque el corazón se empeñe en mirar atrás.
¿Lo recomiendo?
Sí. Sin dudas. No solo porque es un clásico. Sino porque El gran Gatsby es un recordatorio de todo lo que la literatura puede hacer: conmover, deslumbrar, doler… y acompañarnos.
Un siglo después, sigue siendo un faro brillante entre las ruinas del sueño americano.
«Mi casa era una ofensa para la vista, pero una ofensa leve, y se había pasado por alto, así que yo tenía una vista al mar, una vista parcial del césped de mi vecino y una consoladora proximidad de millonarios»
Ależ to musi być piękne wydanie.
ResponderEliminarHola, la leí hace años y me gustó mucho. Tu reseña me ha dejado con ganas de releerla. La edición además me parece preciosa, tengo algún libro de Nórdica y me encanta. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por al reseña. Tengo pendiente ese libro. Te mando un beso.
ResponderEliminarhola
ResponderEliminarsolo he visto la peli pero no sabia que era asi de corta la lectura; a lo mejor y si lo llego a leer ^^
saludos
¡Hola! Cada año intento leer algún que otro clásico y El gran Gatsby se acaba de convertir en mi primera opción :)
ResponderEliminarBesitos
Hola gracia spor la reseña es un libro que tengo pendiente desde hace mucho tiempo, saludos
ResponderEliminarPaso de puntillas porque lo tengo pendiente y es uno de esos que llevo tiempo queriendo leer sí o sí. Me quedo con tus buenas sensaciones. Viendo que se cumplen 100 años, será mi próxima lectura. De este año no puede pasar.
ResponderEliminarUn beso ;)