Autor: Carlos di UrarteIdioma: CastellanoFecha de publicación: 2 de abril de 2025Género: FantasíaEditorial: El transbordadorPáginas: 302
Perdí mi alma cuando tenía trece años, sin ni siquiera haber desayunado. Era una mañana fría y neblinosa en la villa, y los ecos de las campanas que marcaban las seis flotaban sobre la bahía.A pesar de los años transcurridos, recuerdo con nitidez cada detalle de la suma de decisiones que me llevaron a comenzar mi andadura por la senda que finaliza en el infierno. Cada suspiro, cada palabra, cada cadáver, convertidos en un monumento a mis muchas estupideces y pocos aciertos.En el penal de El Cabracho, mientras aguarda cuatro ejecuciones consecutivas a manos de la Inquisición, Leo Vicar se dispone a dictar su infame pasado a un escriba real.Empezando por su adolescencia, narrará cómo condenó su alma una mañana de invierno sin ni siquiera haber desayunado, cómo rompió cada uno de los trece mandamientos del Cristo Ahogado y cómo su primer amor desencadenó un brutal descenso al abismo.Leo Vicar desgranará una historia de brujas reencarnadas y demonios de las profundidades, de inocencia perdida y rabia incombustible, de lágrimas y quemaduras. De salitre y cenizas.
Carlos di Urarte (Santander, 1980) lleva 13 años como asesor editorial y lector profesional para editoriales de género. Trabajó en la antigua Gigamesh de Barcelona, y colabora con la escuela de escritura Phantastica como tutor y con cursos sobre grimdark. Ha ganado premios menores y publicado en antologías y aplicaciones.
Como opiniones hay muchas, voy a dar la mía.
Hay inicios que te arañan el alma.
Y esta historia empieza así: con un chico que perdió su alma antes de desayunar, y con ella, la inocencia, la paz… y el camino de vuelta.
Leo Vicar es un narrador condenado. Literalmente. Encarcelado, esperando la muerte, le dicta su historia a un escriba real como quien escupe su culpa. Pero no esperes un acto de redención; aquí no hay héroes ni absoluciones fáciles. Solo un descenso visceral al infierno personal de un joven que rompió todos los mandamientos. Los trece. Y no por maldad, sino por amor, rabia y desesperación.
Carlos di Urarte construye un mundo donde la sal del mar se mezcla con el humo de la hoguera, donde las brujas no son solo cuentos y los demonios tienen nombre, forma… y sed de venganza. Salitre y cenizas no es fantasía al uso. Es oscura, densa, atmosférica. Se huele, se siente en la piel. Es barro y carne chamuscada. Es una confesión teñida de magia negra.
La voz de Leo, cruda, dolida, irónica a veces, te arrastra como un anzuelo clavado en el pecho. Y lo sigues, aunque sabes que no vas a salir ileso. Porque debajo de tanta sombra, hay verdad. Hay humanidad. Hay fuego.
«El cabello largo en guedejas húmedas le cubría medio rostro. DIvertido, chupaba el salidre de un mechón atrapado entre sus labios »
Si te gustan las historias que sangran, los personajes rotos y las atmósferas que se te quedan bajo las uñas, esta es tu lectura.
𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔:
No esperaba esto. Me lancé a Salitre y cenizas por curiosidad, una trilogía debut nacional, portada potente, premisa interesante, y me encontré atrapada en una historia que me golpeó más fuerte de lo previsto. El tono es diferente a lo que suele encontrarse en la fantasía actual: más crudo, más emocional, con una carga simbólica y narrativa que te arrastra sin pedir permiso.
Carlos di Urarte no se anda con rodeos: aquí no hay héroes de manual ni villanos caricaturescos. Hay dolor, culpa, deseo, rabia. Y una voz protagonista que es pura herida abierta.
Este libro no solo cuenta una historia. Te sumerge en ella. Con barro hasta los tobillos y el corazón en vilo. Me dejó con una mezcla rara de angustia y admiración, de esas lecturas que incomodan porque te hacen sentir demasiado. Y eso, en mi escala personal, es oro puro.
Estoy dentro de esta trilogía. Hasta el fondo.
«Volví a soñar con la playa bajo la muralla más veces, pero nunca con tanta viveza y como la noche de San Ignaius»
«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»
No hay comentarios:
Publicar un comentario