Autora: Lola CabrillanaIdioma: EspañolPublicación: 3 de abril de 2025Editorial: GrijalboGénero: Ficción socialPáginas: 384
Vulnerables de Lola Cabrillana es una novela que incomoda porque apunta directamente a una realidad demasiado cercana: el uso de las redes sociales, la confianza mal depositada y la fragilidad emocional en la adolescencia. No desde el morbo ni el sensacionalismo, sino desde una mirada honesta, empática y profundamente humana.
La historia sigue a tres chicas de dieciséis años, Tamo, Arabia y Estefanía, que no se conocen entre sí, pero cuyos caminos acaban entrelazándose por un mismo error: confiar ciegamente en alguien que no lo merecía. A partir de ahí, la novela despliega una estructura muy bien medida en tres partes que amplían el foco y enriquecen el relato: primero las voces de las adolescentes, después la mirada de las madres y, finalmente, la de una profesora que encarna el papel esencial de la educación y el acompañamiento.
Uno de los grandes aciertos de la novela es la construcción de los personajes. Las protagonistas son creíbles, complejas y llenas de matices, marcadas por contextos familiares, sociales y culturales muy distintos, pero unidas por una vulnerabilidad que las convierte en objetivo fácil. Del mismo modo, las figuras adultas, especialmente las madres, están retratadas con una profundidad emocional que aporta peso y verdad a la historia.
Lola Cabrillana aborda temas delicados, chantaje digital, acoso, desigualdad, racismo, manipulación emocional, poder, prostitución encubierta, con una narrativa ágil y accesible, sin perder el rigor ni la intención crítica. La novela no solo señala los peligros de las redes sociales, sino también la falta de acompañamiento, la soledad emocional y la necesidad urgente de educación afectiva y digital.
Vulnerables es una lectura necesaria, especialmente recomendable para adolescentes, familias y entornos educativos, pero también para cualquier lector adulto que quiera entender mejor los riesgos reales que se esconden tras una pantalla.
Este libro me ha tenido con el corazón en un puño desde casi el principio. No por giros imposibles ni por artificios narrativos, sino porque todo lo que cuenta podría estar pasando ahora mismo. Y seguramente lo está.
He leído Vulnerables con una mezcla constante de rabia, miedo e impotencia. Rabia por lo fácil que es manipular cuando alguien está roto. Miedo porque nadie está tan lejos de esto como creemos. E impotencia porque las redes, usadas sin cuidado, pueden convertirse en una trampa brutal.
Las tres chicas se me han metido dentro. Tamo, Arabia y Estefanía no son personajes para “dar lecciones”, son chicas normales, con ganas de querer y de sentirse vistas. Y ahí es donde la novela duele de verdad: en mostrar cómo esa necesidad puede ser explotada sin escrúpulos.
Pero si algo me ha emocionado especialmente ha sido el papel de las madres y de la profesora. Mujeres cansadas, valientes, imperfectas, que hacen lo que pueden con lo que tienen. Esa red de apoyo, tardía, pero firme, es lo que evita que la historia se vuelva insoportable y la convierte en algo más luminoso de lo que parece.
¿Es una lectura dura? Sí.
¿Es necesaria? Muchísimo.
¿La recomendaría? Sin dudarlo. Y no solo como novela, sino casi como conversación pendiente.
Este es uno de esos libros que deberían leerse y comentarse. En casa. En institutos. En voz alta, si hace falta.
Porque mirar hacia otro lado nunca ha protegido a nadie.
«Porque los golpes del cuerpo sanaban, pero los del alma no. Esos provocaron heridas que llevamos abiertas y en carne viva.»




















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