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«Cuentos Completos» de Joseph Roth



Autor: Joseph Roth
Traducción: Alberto Gordo
Ilustración: Arturo Garrido
Género: Cuentos
Páginas: 364 


En apenas dos décadas, Joseph Roth (1894-1939), uno de los escritores en lengua alemana más importantes del siglo xx, diseminó su talento en periódicos y revistas, en centenares de artículos, en novelas canónicas como La marcha Radetzky y Job, y en cuentos magistrales como los que presenta esta edición única en castellano. El volumen incluye las diecinueve narraciones que han llegado hasta nosotros del gran escritor austrohúngaro, entre las que hay varias inéditas en castellano y otras tantas clásicas, en una nueva traducción. De «El alumno aventajado», su primer cuento publicado en 1916, a «La leyenda del santo bebedor», pasando por «El Leviatán», la última parábola de Roth, o «El busto del emperador», su hermoso y melancólico homenaje al imperio perdido. El lector podrá descubrir también cuentos y fragmentos asombrosos, hasta ahora desconocidos, como «Mendel, el aguador», «Carrera» o «La casa rica de enfrente». Y ofrecemos tres piezas de no ficción –una carta y dos artículos– en las que Roth, cosa rara en él, enunció su manera de entender la literatura. Como le dijo a su colega Benno Reifenberg: «Yo dibujo el rostro de la época». La traducción de Alberto Gordo hace justicia al peculiar ritmo de la prosa de Joseph Roth, que dijo de sí mismo: «Solo sé escribir bien y rápido». De ahí lo afilado de su prosa, a veces telegráfica, siempre precisa, a menudo sin ornamentos, pero capaz del lirismo más puro y conmovedor.


                                       


Joseph Roth (Brody, 2 de septiembre de 1894 - París, 27 de mayo de 1939) fue un novelista y periodista austríaco de origen judío. Escribió Fuga sin fin, La leyenda del santo bebedor, La cripta de los capuchinos o La rebelión. Su obra más conocida es La marcha Radetzky, que describe el ocaso del Imperio austrohúngaro. Considerado uno de los mayores escritores centroeuropeos del siglo xx, formó parte de la literatura del exilio provocado por el nazismo. Gozó de gran éxito en vida y su obra fue ampliamente reconocida también de forma póstuma.


                                      

Como opiniones hay muchas, voy a dar la mía.

𝑱𝒐𝒔𝒆𝒑𝒉 𝑹𝒐𝒕𝒉: 𝒆𝒍 𝒓𝒐𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 é𝒑𝒐𝒄𝒂 𝒆𝒏 𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔

Hay autores que no solo narran historias, sino que retratan el espíritu de su tiempo. Joseph Roth fue uno de ellos. Con Cuentos completos, tenemos entre manos no solo una joya literaria, sino una cápsula del alma centroeuropea del siglo XX, entre imperios que se desmoronan y nostalgias que aún arden bajo la piel de los que recuerdan.

Este volumen, cuidadosamente traducido por Alberto Gordo y con bellas ilustraciones de Arturo Garrido, es un homenaje y un rescate. Reúne diecinueve relatos que atraviesan casi toda la vida literaria de Roth: desde El alumno aventajado, escrito cuando apenas tenía 22 años, hasta El Leviatán o La leyenda del santo bebedor, su cuento más celebrado, publicado poco antes de morir en 1939.

Leer estos cuentos es como abrir una ventana a la vieja Europa, la de los cafés vieneses y los trenes que cruzaban países que ya no existen. Roth escribe con una mezcla perfecta de sencillez y profundidad. Su estilo es como un bisturí afilado: breve, preciso, cortante… y, sin embargo, profundamente humano. Hay en sus páginas funcionarios cansados, bebedores melancólicos, soldados sin guerra, patrias perdidas, sueños truncados, milagros discretos y fe que sobrevive en la miseria.

Uno de los relatos más poderosos es El busto del emperador, donde el recuerdo del Imperio Austrohúngaro se convierte en símbolo de un mundo que se resiste a morir del todo. Y luego está Mendel, el aguador. Un fragmento una pequeña pieza desconocida hasta ahora en castellano, que brilla por su humanidad silenciosa. Roth no necesita grandes fuegos artificiales para conmover. Solo necesita una frase bien dicha, una mirada perdida, una ciudad al fondo.

 «En la antigua Galitzia Oriental, en lo que hoy es Polonia, muy lejos de la única ruta ferroviaria que conectaba Przemysl con Brody, está la aldea de Lapatyny, de la cual me propongo a contar a continuación una curiosa historia»

La edición no solo se siente como un acto de justicia literaria, sino como una invitación a detenernos, a leer con pausa, como se leía antes. Las ilustraciones de Garrido acompañan con un trazo elegante, y las tres piezas de no ficción incluidas (una carta y dos artículos) nos dejan entrever la mirada del autor sobre su oficio: “Yo dibujo el rostro de la época”, decía. Y eso hace, con dolor, con ironía, con lirismo.

Si nunca has leído a Roth, este libro es una puerta perfecta. Si ya lo conoces, es un reencuentro íntimo y necesario. Porque en cada cuento suyo hay una melancolía que no caduca, una verdad que sigue resonando, y una voz que, aunque se escribió hace casi un siglo, sigue diciéndonos algo hoy.

Recomendado para:

  • Quienes aman la literatura que nace del desarraigo.
  • Lectores de Zweig, Kafka o Musil.
  • Amantes de los relatos que caben en pocas páginas pero se quedan para siempre.


     

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔: Leer los Cuentos completos de Joseph Roth ha sido como caminar por una ciudad antigua al atardecer: hay belleza, pero también una sombra larga que lo cubre todo. Me he sentido tocada por esa melancolía sutil que no busca compadecerse de nadie, sino simplemente mostrar las grietas del alma humana.

Roth tiene ese talento que admiro profundamente: contar mucho con muy poco. No necesita adornos ni fuegos artificiales. Su voz es sobria, a veces casi susurrada, pero cada palabra cae con el peso de lo esencial. Me ha conmovido más de una vez, especialmente con La leyenda del santo bebedor (ese final…), y El busto del emperador, que es pura nostalgia hecha literatura.

Lo que más valoro de esta edición es la sensación de tener entre manos no solo un libro, sino una pieza de historia. Leerlo es entender mejor un mundo que ya no existe, pero cuyas heridas siguen abiertas. Y, aunque a ratos sientes que todo está perdido, Roth siempre deja una rendija de esperanza, o al menos de ternura.

¿Es un libro para todos los públicos? Quizá no. Hay que leerlo con pausa, con la disposición de escuchar y no solo de avanzar. Pero si entras en su ritmo, Roth te atrapa y no te suelta.

Si eres de los que buscan libros que te dejen pensando días después de cerrarlos, este es uno de esos.

«Mendel era un aguador judío. Vivía en una pequeña ciudad de Galitzia, junto a la frontera rusa»

«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?




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«El siglo del milagro» de Rodrigo Costoya Santos

 

Autor: Rodrigo Costoya Santos
Idioma: Castellano
Fecha de publicación: 24 de febrero 
Categoría: Ficción histórica
Editorial: Pàmies
Páginas: 528

De milagros fantasiosos Cuentan que Compostela nació cuando Paio, el eremita, fue guiado por unas luminarias misteriosas hasta la tumba del apóstol Santiago. De ahí el nombre de Campus Stellae. Y también que el rey Alfonso II fue el primer peregrino de la historia. Y que comenzó así una afluencia masiva de caminantes que no ha cesado hasta nuestros días. Una increíble sucesión de milagros, ¿verdad? Pues lamento decir que todo esto es mentira. Una leyenda, nada más. Una fantasía. La Compostela primigenia En los primeros tiempos, en torno a un sepulcro sin identificar no había nada más que un burgo modesto y una pequeña iglesia. El propio Vaticano desmintió que esa pudiera ser la tumba de Iacobus, e incluso algún obispo llegó a ser excomulgado por defender esa tesis. Un milagro tangible Es en 1068 cuando nace Diego. Él hizo de Compostela una archidiócesis, y creó la catedral más fastuosa del mundo. Él coronó reyes y entronizó papas, ordenó escribir los códices más maravillosos y puso a la insignificante Compostela a la altura de Roma y de Jerusalén. Él creó el Camino de Santiago, y en torno a él forjó Europa. Esta es su historia, y es real. Esto es lo que construyó en el siglo del milagro. Hasta ahora conocías la leyenda. Ahora descubrirás la verdad.

                                         
El autor Rodrigo Costoya Santos nació en Torrelavega en 1977. Es profesor de Educación Física licenciado por el INEF Galicia, donde también se doctoró. Ha desempeñado cargos directivos y ejercido otras funciones tanto dentro como fuera de la educación pública. Tras publicar obras de carácter técnico en relación a su carrera profesional, Costoya Santos comenzó a explorar el campo de la narrativa. Su primer libro, Portosanto. El enigma de Colón, dio inicio a la trilogía De luz y tinieblas, ambientada en la Edad Media y que aborda la lucha del ser humano contra la oscuridad a lo largo de la historia. Con su segunda novela, El custodio de los libros, Costoya Santos ganó el IX Certamen de Novela Histórica Ciudad de Úbeda (2020), quedando finalista del Premio de Novela Torrente Ballester (2018).




𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔, 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒎í𝒂

 

Hay novelas que reescriben la historia. Otras, como El siglo del milagro, hacen algo más audaz: la rescatan de la niebla de la leyenda para devolverle su forma original, más humana, más compleja y mucho más fascinante.

Rodrigo Costoya lo ha vuelto a hacer. Ya me había atrapado con Portosanto, donde ponía en duda lo que creíamos saber sobre Colón. Y con El custodio de los libros me demostró que la historia no solo está en los archivos, sino también en las manos que la escribieron, la protegieron y la hicieron sobrevivir. Pero con El siglo del milagro ha ido un paso más allá. Aquí no hay teorías, sino un relato poderoso, erudito y narrado con el alma.

¿Y de qué milagro hablamos? No del de unas estrellas guiando a un pastor, ni del descubrimiento casual de una tumba sagrada. El verdadero milagro fue levantar Compostela del polvo medieval y convertirla en una capital espiritual, política y cultural a la altura de Roma o Jerusalén. Y todo esto lo logró un hombre: Diego Gelmírez.

No es un santo, ni un mártir. Es un estratega brillante, un diplomático feroz, un constructor de ideas. Y en manos de Costoya, es también un personaje literario vibrante, que respira, que duda, que lucha contra reyes, contra papas, y contra el tiempo.


La novela no solo narra. Esculpe. Esculpe una época, una ciudad, un legado. Esculpe el barro político, eclesiástico y humano del siglo XI para mostrarnos cómo se construyó lo que hoy damos por sentado: el Camino, la Catedral, Compostela misma.

El siglo del milagro no se lee como una lección de historia. Se vive como una gran novela. De esas que te hacen googlear nombres, volver a los mapas, y cerrar el libro con la sensación de que sabes un poco más de quién eres y de dónde vienes.

Y si esta es tu primera vez con Rodrigo Costoya, enhorabuena: te queda un universo por descubrir. En el blog puedes leer mis reseñas de Portosanto y El custodio de los libros. Spoiler: todas merecen un hueco en tu estantería.

𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒂𝒚 𝒍𝒆𝒚𝒆𝒏𝒅𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂́𝒏 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒊𝒐𝒏𝒂𝒅𝒂𝒔. 𝒀 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔, 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅 𝒆𝒔 𝒂ú𝒏 𝒎á𝒔 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓𝒐𝒔𝒂.
                                            

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔: 

Hay novelas históricas que entretienen. Otras que informan. El siglo del milagro hace ambas cosas, sí, pero va mucho más allá: 𝒕𝒆 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒑𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒕𝒉𝒓𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓 𝒚 𝒕𝒆 𝒆𝒎𝒑𝒂𝒑𝒂 𝒅𝒆 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒄ó𝒅𝒊𝒄𝒆 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐. Rodrigo Costoya no solo narra hechos, los vivifica. Me encontré pasando las páginas con ansiedad, queriendo saber más sobre Diego Gelmírez, un personaje real del que sabía muy poco y que terminó pareciéndome de una modernidad pasmosa.

No es solo la reconstrucción minuciosa de una Compostela que todavía no era Compostela, es el vértigo de ver cómo la ambición, la inteligencia y la estrategia pueden cambiar el curso de la historia. La Compostela mágica de leyenda da paso aquí a una 𝒄𝒊𝒖𝒅𝒂𝒅 𝒇𝒓𝒂𝒈𝒖𝒂𝒅𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒅𝒐𝒓, 𝒕𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓. Y eso, para mí, la hace aún más fascinante.

Ya había leído a Rodrigo con Portosanto. El enigma de Colón y El custodio de los libros (de los que también hay reseña en el blog, por cierto), y tenía claro que volvería a él. Pero esta novela me ha impresionado de una forma distinta: no es solo brillante en lo narrativo, 𝒆𝒔 𝒗𝒂𝒍𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆 en su enfoque. Desmonta mitos, pone nombres y da contexto. Y eso es lo que más valoro cuando me acerco a una historia real: que me despierte preguntas, que me invite a investigar y que, al cerrarla, sienta que he crecido como lectora y como curiosa de la historia.

Una lectura absorbente, inteligente y apasionada. Y, como buena historia, también necesaria.

«Nueve décadas de trabajo a cargo de los mejores artesanos, de los escultores más siblimes ylos contructores más excelsos habían dado como resultado un edificio que no admitía comparación el todo el mundo» 

«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?







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«El misterio del sombrero de copa» de Ellery Queen



Autor: Ellery Queen
Redactor: Manuel Navarro Villanueva
Traductor: Tino Navarro Villanueva
Género: Novela policíaca/ Golden Age / Novela Clásica
Editorial: Who Editorial
Páginas: 244


Ellery QueenUn asesinato en plena función. Un sombrero desaparecido. Un dúo inigualable tras la pista del crimen.El Teatro Roman está lleno hasta los topes para la representación de Disparos!, pero el verdadero drama tiene lugar entre el público. Monte Field, un abogado de reputación dudosa, aparece muerto en su butaca, envenenado sin que nadie haya visto nada. Sin embargo, lo más inquietante es que su sombrero de copa ha desaparecido.¿Por qué alguien se tomaría la molestia de llevarse un objeto tan aparentemente trivial?El inspector Richard Queen, con su veteranía y olfato para el crimen, se enfrenta a un caso que desafía la lógica. Su hijo Ellery, un joven brillante y meticuloso, se convierte en su mayor estímulo. Pero cuanto más avanzan en la investigación, má ...

                                       

Claramente inspirado en el detective aficionado Philo Vance, creado por S.S. Van Dine, el detective Ellery Queen hace gala de buen gusto, distanciamiento y sentido del humor. Resuelve sus casos generalmente con ayuda de su padre, el inspector Richard Queen, de la Brigada de Homicidios neoyorquina, constituyendo una pareja entrañable y cómica. Sus novelas ―a menudo obras maestras del ingenio y la emoción― suelen contener elementos característicos, como el mensaje del moribundo, la evocación al pasado que regresa para vengarse o los elementos terroríficos y góticos. También es común en sus obras el «desafío al lector», con el que los autores, hacia el final de la novela, rompen la cuarta pared para involucrar al lector en la resolución del caso, dejando constancia de que ya se han introducido todas las pistas necesarias. Con una amplia producción personal entre 1929 y 1970, entre la producción de los autores destacan la serie de novelas conocida como Ciclo de New York, como The Roman Hat Mystery, The Egyptian Cross Mystery o El misterio de los hermanos siameses (The Siamese Twin Mystery, 1933).


                                      

Como opiniones hay muchas, voy a dar la mía.

𝑼𝒏 𝒂𝒔𝒆𝒔𝒊𝒏𝒂𝒕𝒐 𝒂 𝒑𝒍𝒆𝒏𝒂 𝒗𝒊𝒔𝒕𝒂, 𝒖𝒏 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒊𝒅𝒐… 𝒚 𝒖𝒏 𝒅𝒆𝒕𝒆𝒄𝒕𝒊𝒗𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒊𝒆𝒏𝒔𝒂 𝒎á𝒔 𝒓á𝒑𝒊𝒅𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕ú.

Hay crímenes que ocurren en la oscuridad. Y hay otros que tienen el descaro de suceder ante cientos de ojos… sin que nadie vea nada.

Así empieza esta historia: con un asesinato en mitad de una obra de teatro, un sombrero de copa que desaparece y una pregunta que me persiguió durante días —¿puede lo más trivial convertirse en la clave de un crimen perfecto?

Lo empecé una noche en la que me costaba dormir. No sabía qué buscaba, pero sí lo que no quería: otra novela policiaca predecible.

Me bastaron dos capítulos para darme cuenta de que esto era otra cosa. Algo clásico, sí, pero con una inteligencia tan punzante que te obliga a leer con los cinco sentidos despiertos. Me recordé a mí misma jugando al Cluedo de niña, pero con un cóctel entre las manos y muchas más sospechas en el aire.

Lo que me fascinó no fue solo la trama, milimétrica, tensa, sin una palabra de más, sino la dinámica entre el inspector Queen y su hijo Ellery.

Me hizo pensar en esa clase de relaciones donde uno aporta la intuición y el otro el método, el oficio frente a la mente analítica.

Ellery no es un detective de acción, sino de pensamiento. Y eso, para una lectora que adora que la hagan dudar hasta el final, es un regalo.

«Queda otro punto por considerar en este análisis preliminar del sombrero de copa desaparecido. Y, caballeros, puede muy bien convertirse en una consideración fundamental antes de que terminemos. Es de suma importancia para nosotros saber si el asesino sabía de antemano que sería necesario quitarle el sombreroa Monte Field. En otras palabras, ¿conocía el asesinode antemano el significado del sombrero, sea cual sea?» 

El teatro como escenario del crimen es un golpe de genialidad. Todo está lleno de focos, bambalinas y dobleces: los actores fingen, el asesino también.

Y el detalle del sombrero de copa… Qué brillante. Lo que falta es lo que guía toda la historia. No hay persecuciones ni disparos, pero sí una coreografía de pistas que se van encajando con el ritmo de un acto bien ensayado.

Los diálogos, por cierto, tienen ese punto irónico y elegante que adoro: parecen más propios de una partida de ajedrez verbal que de un interrogatorio policial.

Este libro no es solo una novela de misterio: es un homenaje a la inteligencia narrativa. A los pequeños gestos, al arte de mirar donde nadie más mira.

Lo terminé de madrugada, cerrando el libro con una sonrisa cómplice y esa sensación de haber estado todo el rato a un paso del asesino… sin haberlo visto venir.

¿Os ha pasado alguna vez que un simple detalle, un objeto olvidado, una ausencia aparentemente banal, os haya hecho sospechar que ahí estaba la clave?

Y si os atrevéis a leerlo… decidme: ¿lo descubristeis antes que Ellery?

     

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔:  

Este libro me recordó por qué amo los misterios bien hechos. No hay necesidad de sangre, ni de asesinos en serie. Solo hace falta una mente afilada, una pregunta incómoda, y un autor que confíe en la inteligencia del lector.

¿Me enganchó? Muchísimo. ¿Me frustró? También, porque llegué a pensar que lo tenía todo resuelto… y Ellery me desarmó en la última jugada.

Es de esos libros que lees con una ceja levantada y una libreta mental donde apuntas sospechas, pistas, contradicciones. Y cuando lo terminas, quieres volver atrás, no para releerlo… sino para ver si fuiste tan ciego como creías. Spoiler: sí.

Una joyita del género clásico que no envejece mal, al contrario: te hace desear que más autores se atrevieran a apostar por la sutileza en lugar del shock.

«Menudo complot más maquiavélico»

«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?




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«La caída o el caso Edipo» de Fernando Figueroa Saavedra

 


Autor: Fernando Figueroa Saavedra
Idioma: Castellano 
Publicación: 22 de noviembre de 2022
Género: Novela negra 
Editorial: Amazon 
Páginas: 476


Rabishpool, marzo de 1892. Harold Maesnow es inspector de la Honorable Policía Metropolitana en una vetusta ciudad portuaria e industrial donde el orden es una inercia cuesta abajo y la ley una pretensión mal formulada. En el barrio de Walsh se comete un crimen atroz. Resolverlo se convertirá en todo un galimatías y en una trampa para Maesnow, que verá peligrar su promoción en el cuerpo mientras se sumerge en las entrañas de una urbe putrefacta, poblada por gentes que se debaten entre demandas de supervivencia, sueños ilusos, utopías y delirios de grandeza. Entretanto, aspirará a recuperar el favor de la actriz Molly Grapes, una chica dura de roer que milita en las filas feministas que prometen revolucionar el Reino Unido y convertirlo en un faro para la emancipación de las mujeres del planeta. Ninguna de las dos tareas será fácil, pero Maesnow no es alguien que se amilane ante las adversidades. Bueno, a veces las rehúye y es que su amor por vivir a su manera le hace anteponer su bienestar personal a la misión de salvar el mundo. Quizás sea esta vez una postura temeraria, pues una sombra se agita en lo oculto y amenaza con trastocar el orden mundial.


                                       


Un autor con chispa.

Fernando Figueroa revisa el género negro con su hard-boiled cómico neovictorino y ofrece una relectura en la que aborda las tramas tragicómicas como retratos sociales e historias de vida, en los que los crímenes constituyen desencadenantes de situaciones en ocasiones disparatadas o esperpénticas. No falta el sentido del humor, hasta cotas cínicas y satíricas, y lo festivo, entre lo picante y lo psicalíptico.


                                      

Como opiniones hay muchas, voy a dar la mía.
 

𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 1 𝒅𝒆 𝑨𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒊𝒃𝒖𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑴𝒂𝒆𝒔𝒏𝒐𝒘.

𝑹𝒂𝒃𝒊𝒔𝒉𝒑𝒐𝒐𝒍, 1892. 𝑼𝒏 𝒄𝒓𝒊𝒎𝒆𝒏. 𝑼𝒏 𝒅𝒆𝒕𝒆𝒄𝒕𝒊𝒗𝒆. 𝑼𝒏 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒂𝒍 𝒃𝒐𝒓𝒅𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒍𝒂𝒑𝒔𝒐.

A veces uno empieza un libro creyendo que va a leer una historia de detectives, y termina atravesando un espejo que da a un universo mucho más turbio, divertido y retorcido de lo que imaginaba.

Eso fue lo que me pasó con Harry Maesnow. No es el detective clásico, ni un héroe ejemplar. Es más bien un tipo algo desaliñado, bastante cínico, que se pasea entre crímenes atroces, líos políticos, delirios sociales… y su propia e incómoda humanidad.

𝑬𝒍 𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒆𝒔 𝑹𝒂𝒃𝒊𝒔𝒉𝒑𝒐𝒐𝒍, 1892, 𝒖𝒏𝒂 𝒄𝒊𝒖𝒅𝒂𝒅 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒆𝒛𝒄𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝑳𝒐𝒏𝒅𝒓𝒆𝒔, 𝑮𝒐𝒕𝒉𝒂𝒎 𝒚 𝒖𝒏 𝒎𝒂𝒍 𝒔𝒖𝒆ñ𝒐 𝒅𝒆 𝑫𝒊𝒄𝒌𝒆𝒏𝒔, 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒆𝒍 𝒐𝒓𝒅𝒆𝒏 𝒆𝒔 𝒂𝒑𝒆𝒏𝒂𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒊𝒍𝒖𝒔𝒊ó𝒏 𝒚 𝒍𝒂 𝒍𝒆𝒚, 𝒖𝒏𝒂 𝒃𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒅𝒆 𝒎𝒂𝒍 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒐. En medio de este paisaje industrial, gris y decadente, se comete un crimen que será solo el primer hilo de una madeja espesa, casi imposible de desenredar.

Pero lo mejor , y lo más raro, es que este libro no se toma demasiado en serio. Tiene un humor sutil, negro, que aparece cuando menos lo esperas. Hay sátira, hay guiños literarios, hay un universo propio que mezcla lo histórico, lo filosófico y lo absurdamente humano.

Y está Molly Grapes. Ella no es un simple interés amoroso. Es una mujer con ideales, fuerza, y una lengua afilada que haría retroceder a cualquier político victoriano. Sus diálogos con Maesnow son puro fuego.

Lo leí entre tazas de té y noches frías, subrayando frases y riéndome sola, porque sí: este libro también se ríe de sí mismo. Pero de fondo, entre los crímenes y las tribulaciones, lo que hay es una gran pregunta sobre el poder, la justicia, la libertad y el papel que cada uno juega en este enorme teatro que es el mundo.

                                           

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔: No voy a fingir: empecé esta novela con escepticismo. Pensé que sería otro intento más de novela policial disfrazada de literatura seria. Pero no. La caída o el caso Edipo me sacó de mi zona de lectura cómoda y me arrastró, casi sin darme cuenta, al corazón de una ciudad en ruinas, con personajes que parecen salidos de una obra de teatro trágico-cómico escrita en una taberna a medianoche.

Harold Maesnow me cayó mal al principio. Después, simplemente lo entendí. Y al final… me vi un poco en él. Esa mezcla de cinismo, ternura disfrazada y miedo a comprometerse con el caos del mundo me pareció dolorosamente humana.

La prosa de Figueroa Saavedra es aguda, irónica y culta, sin dejar de ser accesible. Y hay algo más: 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒐𝒑𝒊𝒐 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓 𝒊𝒍𝒖𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒍𝒂 𝒐𝒃𝒓𝒂
. Sí, las ilustraciones son suyas. Y eso le da una textura extra, una capa visual que dialoga con el texto y le añade un matiz de novela gráfica contenida, como si estuviéramos leyendo un archivo secreto, marginal y valioso.

Lo mejor de esta historia no es el crimen, ni siquiera su resolución. Es el mundo que crea. La sensación de que todo, absolutamente todo, está desmoronándose, pero aún así seguimos adelante, buscando justicia, amor, sentido… o una cerveza.

La ironía que respira esta novela es deliciosa, sutil, incómoda. Y eso me encanta. Me hizo reír donde no sabía si debía, me hizo pensar donde no esperaba hacerlo, y me dejó una frase clavada al terminar: “A veces la verdad no nos libera. Solo nos desnuda.”

Si tienen oportunidad, léanla. No para saber quién mató a quién, sino para descubrir en qué momento empezamos a perdernos todos.

«Hay que crear un clima de confianza. Uno debe ser el ganco, el colega. En el puerto maniobran así para desvalijar a los marineros y viajero, con el uso de esos polvitos caribeños»

           
«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?



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«El gran Gatsby (Edición centerario)» de Francis Scott Fitzgerald


Autor: Francis Scott Fitzgerald
Traducción: José Manuel Álvarez Flórez
Ilustración: Ignasi Blanch 
Género: Ficción Contemporánea
Editorial: Nórdica Libros
Páginas: 208

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«Las mil y una historias de A. J. Fikry» de Gabrielle Zevin



Autora: Gabrielle Zevin
Traducción: Joaquim de La Torre Mora
Fecha de publicación: 13 de marzo de 2025
Categoría: Ficción Contemporánea
Editorial: AdN
Páginas: 256

La vida de A. J. Fikry no es en absoluto lo que él esperaba. Su librería está al borde de la quiebra, ha perdido a su mujer y, para colmo, le han robado enfrente de sus narices su posesión más preciada: una primera edición de una rara colección de poemas de Edgar Allan Poe. Ha llegado a un punto en el que se ha dado por vencido con la gente, y los libros, en lugar de ofrecer consuelo, se han convertido en un recordatorio más de un mundo que cambia demasiado deprisa.Pero una noche su vida se transforma de repente cuando se encuentra a una niña de dos años sola en la sección infantil. No hay rastro de su madre, solo una nota que dice: "Quiero que Maya crezca en un lugar con libros y entre gente que se preocupe por ese tipo de cosas. La quiero mucho, pero ya no puedo cuidar de ella". La búsqueda de la madre de Maya, del libro robado de A. J. y de consejos sobre el cuidado de niños no se hace esperar, y la gente del pueblo no tarda en darse cuenta de la transformación de la librería y de su propietario, algo que interesa especialmente a la encantadora y excéntrica representante de ventas de Knightley Press, Amelia Loman, que hace el arduo viaje a Alice Island tres veces al año para presentar sus libros al malhumorado propietario.

                                         


Gabrielle Zevin es una autora superventas internacional cuyos libros se han traducido a más de treinta idiomas. Con su libro "Mañana, y mañana, y mañana" ganó el Premio Goodreads 2022. "Las mil y una historias de A. J. Fikry" estuvo varios meses en la lista de más vendidos de "The New York Times"; fue un éxito de ventas internacional y recibió numerosos premios. Zevin también ha escrito libros para un público infantil y juvenil. Se graduó en Harvard y vive en Los Ángeles.



𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔, 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒎í𝒂

Gabrielle Zevin nos entrega en Las mil y una historias de AJ Fikry una novela profundamente entrañable que rinde homenaje al poder transformador de la literatura. Bajo una premisa aparentemente sencilla, la vida de un librero malhumorado que rehace su mundo tras una inesperada visita, la autora despliega una historia que va creciendo como una colección de relatos bien encuadernados: página a página, alma a alma. 

AJ Fikry, el protagonista, es un hombre en plena cuarentena, tan áspero como los lomos de los libros viejos que pueblan su tienda, Island Books. El esnobismo literario lo define, reniega del realismo mágico, el posmodernismo y otros géneros “menores”, y su trato con el mundo parece reducido al mínimo indispensable. Pero este personaje, construido con precisión y ternura, no tarda en mostrar sus grietas: la pérdida, la soledad, la rutina sin amor. 

Lo extraordinario de esta novela es cómo Zevin convierte lo cotidiano en un pequeño milagro emocional. La llegada inesperada de una niña abandonada en la librería trastoca la gris rutina de Fikry, y a partir de ahí, la historia se convierte en un viaje de reconstrucción y redención. La librería, más que un escenario simple, es un personaje en sí mismo: refugio, testigo y símbolo de la segunda oportunidad. 


La traducción de Joaquim De la Torre Mora respeta el tono íntimo y nostálgico de la prosa original, dotándola de un ritmo fluido que acoge tanto la melancolía como el humor sutil. La novela no cae en sentimentalismos vacíos; más bien, emociona con honestidad, sin subrayar las emociones. 

Uno de los mayores encantos del libro es cómo entrelazar pequeñas cápsulas literarias, reseñas, comentarios, citas, que Fikry deja a lo largo del texto, construyendo una suerte de mapa emocional a través de la lectura. Esta estructura no solo enriquece el relato, sino que refuerza su mensaje central: la vida, como los libros, está compuesta de capítulos inesperados, de personajes secundarios que nos salvan, y de tramas que no siempre entendemos al principio. Conclusión: Las mil y una historias de AJ Fikry es una alegría para bibliófilos, románticos incurables y lectores en busca de consuelo. Es una carta de amor a los libros, a las segundas oportunidades y a esa humanidad que se esconde, a veces torpemente, detrás de las portadas. Gabrielle Zevin ha escrito una historia tan reconfortante como la librería perfecta en una tarde de lluvia: acogedora, sorprendente y difícil de olvidar.

                                            

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔: Este libro me atrapó de una manera que no veía venir. No es una historia grandilocuente ni intenta deslumbrar con giros exagerados. Es, más bien, una caricia suave, un abrazo en forma de páginas. AJ Fikry es de esos personajes que te caen mal al principio, pero que terminas queriendo como a un viejo amigo que no sabe cómo expresar cariño, pero lo siente profundamente. Su evolución es real, nada forzada, y eso se agradece.

Lo que más me tocó fue la manera en que Gabrielle Zevin entreteje el amor por los libros con las emociones humanas más simples y sinceras: la pérdida, el amor, el miedo, la esperanza. Si alguna vez tiene sentido que un libro te salvó o te mantuvo en un mal momento, vas a entender exactamente de qué va todo esto.

No lloré, pero casi. Pero me dejó el corazón encogido y con  esa punzada emocional que solo te provocan las historias bien contadas, las que no necesitan gritar para dejarte huella. Terminé el libro con una mezcla de nostalgia, gratitud y una necesidad urgente de abrazar mis libros favoritos. ¿𝑬𝒍 𝒎𝒆𝒏𝒔𝒂𝒋𝒆? 𝑸𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒂 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒂 𝒍𝒊𝒕𝒆𝒓𝒂𝒕𝒖𝒓𝒂, 𝒏𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒔𝒆 𝒆𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒆 𝒂𝒍 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒊𝒐, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒗𝒂𝒍𝒆 𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒏𝒂 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓𝒍𝒂… 𝒚 𝒍𝒆𝒆𝒓𝒍𝒂.

«Las cosas que nos emocionan a los veinte no tienen por qué ser las mismas que nos emocionana a los cuarenta, y viceversa. Esto es así por lo que respecta a los libros y también a la vida» 

«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?





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