«El siglo del milagro» de Rodrigo Costoya Santos

 

Autor: Rodrigo Costoya Santos
Idioma: Castellano
Fecha de publicación: 24 de febrero 
Categoría: Ficción histórica
Editorial: Pàmies
Páginas: 528

De milagros fantasiosos Cuentan que Compostela nació cuando Paio, el eremita, fue guiado por unas luminarias misteriosas hasta la tumba del apóstol Santiago. De ahí el nombre de Campus Stellae. Y también que el rey Alfonso II fue el primer peregrino de la historia. Y que comenzó así una afluencia masiva de caminantes que no ha cesado hasta nuestros días. Una increíble sucesión de milagros, ¿verdad? Pues lamento decir que todo esto es mentira. Una leyenda, nada más. Una fantasía. La Compostela primigenia En los primeros tiempos, en torno a un sepulcro sin identificar no había nada más que un burgo modesto y una pequeña iglesia. El propio Vaticano desmintió que esa pudiera ser la tumba de Iacobus, e incluso algún obispo llegó a ser excomulgado por defender esa tesis. Un milagro tangible Es en 1068 cuando nace Diego. Él hizo de Compostela una archidiócesis, y creó la catedral más fastuosa del mundo. Él coronó reyes y entronizó papas, ordenó escribir los códices más maravillosos y puso a la insignificante Compostela a la altura de Roma y de Jerusalén. Él creó el Camino de Santiago, y en torno a él forjó Europa. Esta es su historia, y es real. Esto es lo que construyó en el siglo del milagro. Hasta ahora conocías la leyenda. Ahora descubrirás la verdad.

                                         
El autor Rodrigo Costoya Santos nació en Torrelavega en 1977. Es profesor de Educación Física licenciado por el INEF Galicia, donde también se doctoró. Ha desempeñado cargos directivos y ejercido otras funciones tanto dentro como fuera de la educación pública. Tras publicar obras de carácter técnico en relación a su carrera profesional, Costoya Santos comenzó a explorar el campo de la narrativa. Su primer libro, Portosanto. El enigma de Colón, dio inicio a la trilogía De luz y tinieblas, ambientada en la Edad Media y que aborda la lucha del ser humano contra la oscuridad a lo largo de la historia. Con su segunda novela, El custodio de los libros, Costoya Santos ganó el IX Certamen de Novela Histórica Ciudad de Úbeda (2020), quedando finalista del Premio de Novela Torrente Ballester (2018).




𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔, 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒎í𝒂

 

𝑬𝒍 𝒔𝒊𝒈𝒍𝒐 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒎𝒂𝒏𝒅𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒈𝒂𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒇𝒊ó 𝒂 𝑹𝒐𝒎𝒂, 𝒚 𝒈𝒂𝒏ó.

Hay novelas que reescriben la historia. Otras, como El siglo del milagro, hacen algo más audaz: la rescatan de la niebla de la leyenda para devolverle su forma original, más humana, más compleja y mucho más fascinante.

Rodrigo Costoya lo ha vuelto a hacer. Ya me había atrapado con Portosanto, donde ponía en duda lo que creíamos saber sobre Colón. Y con El custodio de los libros me demostró que la historia no solo está en los archivos, sino también en las manos que la escribieron, la protegieron y la hicieron sobrevivir. Pero con El siglo del milagro ha ido un paso más allá. Aquí no hay teorías, sino un relato poderoso, erudito y narrado con el alma.

¿Y de qué milagro hablamos? No del de unas estrellas guiando a un pastor, ni del descubrimiento casual de una tumba sagrada. El verdadero milagro fue levantar Compostela del polvo medieval y convertirla en una capital espiritual, política y cultural a la altura de Roma o Jerusalén. Y todo esto lo logró un hombre: Diego Gelmírez.

No es un santo, ni un mártir. Es un estratega brillante, un diplomático feroz, un constructor de ideas. Y en manos de Costoya, es también un personaje literario vibrante, que respira, que duda, que lucha contra reyes, contra papas, y contra el tiempo.


La novela no solo narra. Esculpe. Esculpe una época, una ciudad, un legado. Esculpe el barro político, eclesiástico y humano del siglo XI para mostrarnos cómo se construyó lo que hoy damos por sentado: el Camino, la Catedral, Compostela misma.

El siglo del milagro no se lee como una lección de historia. Se vive como una gran novela. De esas que te hacen googlear nombres, volver a los mapas, y cerrar el libro con la sensación de que sabes un poco más de quién eres y de dónde vienes.

Y si esta es tu primera vez con Rodrigo Costoya, enhorabuena: te queda un universo por descubrir. En el blog puedes leer mis reseñas de Portosanto y El custodio de los libros. Spoiler: todas merecen un hueco en tu estantería.

𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒂𝒚 𝒍𝒆𝒚𝒆𝒏𝒅𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂́𝒏 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒄𝒖𝒆𝒔𝒕𝒊𝒐𝒏𝒂𝒅𝒂𝒔. 𝒀 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔, 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅 𝒆𝒔 𝒂ú𝒏 𝒎á𝒔 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓𝒐𝒔𝒂.
                                            

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔: 

Hay novelas históricas que entretienen. Otras que informan. El siglo del milagro hace ambas cosas, sí, pero va mucho más allá: 𝒕𝒆 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒑𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒕𝒉𝒓𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓 𝒚 𝒕𝒆 𝒆𝒎𝒑𝒂𝒑𝒂 𝒅𝒆 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏 𝒄ó𝒅𝒊𝒄𝒆 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐. Rodrigo Costoya no solo narra hechos, los vivifica. Me encontré pasando las páginas con ansiedad, queriendo saber más sobre Diego Gelmírez, un personaje real del que sabía muy poco y que terminó pareciéndome de una modernidad pasmosa.

No es solo la reconstrucción minuciosa de una Compostela que todavía no era Compostela, es el vértigo de ver cómo la ambición, la inteligencia y la estrategia pueden cambiar el curso de la historia. La Compostela mágica de leyenda da paso aquí a una 𝒄𝒊𝒖𝒅𝒂𝒅 𝒇𝒓𝒂𝒈𝒖𝒂𝒅𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒅𝒐𝒓, 𝒕𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓. Y eso, para mí, la hace aún más fascinante.

Ya había leído a Rodrigo con Portosanto. El enigma de Colón y El custodio de los libros (de los que también hay reseña en el blog, por cierto), y tenía claro que volvería a él. Pero esta novela me ha impresionado de una forma distinta: no es solo brillante en lo narrativo, 𝒆𝒔 𝒗𝒂𝒍𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆 en su enfoque. Desmonta mitos, pone nombres y da contexto. Y eso es lo que más valoro cuando me acerco a una historia real: que me despierte preguntas, que me invite a investigar y que, al cerrarla, sienta que he crecido como lectora y como curiosa de la historia.

Una lectura absorbente, inteligente y apasionada. Y, como buena historia, también necesaria.

«Nueve décadas de trabajo a cargo de los mejores artesanos, de los escultores más siblimes ylos contructores más excelsos habían dado como resultado un edificio que no admitía comparación el todo el mundo» 

«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?






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