«Los ecos del ayer» de Carmen Santos



Autora: Carmen Santos
Idioma: Castellano
Fecha de publicación: 22 de mayo 2025
Categoría: Ficción contemporánea
Editorial: Contraluz
Páginas: 328

Durante la cena de Nochebuena de 1970, Emiliano Quesada, un antiguo terrateniente, fallece atragantado mientras degusta su plato favorito. El percance hace que se extienda el rumor de que alguien ha echado a la familia un mal de ojo del que ningún miembro podrá salvarse. Años después, en la madrugada del 18 de diciembre de 1999, Isabel recibe una llamada: Santi, su hermano, ha fallecido atragantado esa noche durante la cena de Navidad de su trabajo. Esta noticia hunde a Isabel en una profunda depresión y reaviva su recuerdo del mal de ojo de los Quesada, en el que siempre se negó a creer. En 2001, cuando por fin ha logrado recuperarse de la depresión, Isabel recibirá una nueva llamada que volverá a desestabilizar todo su mundo: un abogado quiere comprar las tierras de la familia Quesada, de la que ella es ya la única propietaria. Incapaz de tomar una decisión, Isabel decide viajar una última vez a Albacete para ver sus tierras, en especial la casona solariega, a la que no había vuelto desde la muerte de su abuelo. Poco a poco irá descubriendo secretos familiares que habían permanecido cuidadosamente escondidos durante años... y volverá a toparse con la amenaza de la maldición de los Quesada mientras sale a relucir una y otra vez Pequeña flor, la melancólica canción que siempre tocaba su tío Saturnino al clarinete.

                                         

Carmen Santos (Valencia, 1958) vivió parte de su infancia y adolescencia en Alemania antes de regresar a España en 1974. Ha publicado hasta el momento siete novelas: "La vida en cuarto menguante", "La cara oculta de la luna", "Días de menta y canela", "El sueño de las Antillas", "Un jardín entre viñedos", "Flor de Arrabal" y "Las cosas de la melancolía" con gran éxito de crítica y lectores. Actualmente vive en Zaragoza. "Los ecos del ayer" es su última obra.



𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔, 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒎í𝒂

𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒂𝒏 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒑𝒍𝒂𝒕𝒐𝒔 𝒗𝒂𝒄í𝒐𝒔 𝒚 𝒄𝒂𝒏𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒐𝒍𝒗𝒊𝒅𝒂𝒅𝒂𝒔…

Hay libros que no solo cuentan una historia, sino que huelen a sopa caliente, suenan a clarinete y arrastran el peso de generaciones. Los ecos del ayer, de Carmen Santos, es uno de esos libros que parecen hablarnos desde la cocina de una casa antigua, mientras la lluvia golpea los cristales y el pasado nos observa desde una silla vacía.

Todo comienza con una cena. Una Nochebuena de 1970. Emiliano Quesada, el patriarca, el hombre que parecía tenerlo todo bajo control, muere de forma absurda: atragantado. Y con él, nace el rumor, ese que solo necesita una chispa para prender: la maldición de los Quesada.

Isabel, su nieta, nunca creyó en esas cosas. Al menos no hasta que, décadas después, su hermano muere exactamente del mismo modo, en la misma fecha. Y entonces todo lo que parecía superstición empieza a doler como una verdad.

Con una escritura envolvente y pausada, Carmen Santos nos lleva a través de los años, de Madrid a Albacete, de la incredulidad al desconcierto, del duelo al descubrimiento. Isabel, rota pero resiliente, regresa a las tierras familiares y a esa vieja casona que guarda más secretos que fotografías en sus cajones. Allí, entre rincones polvorientos y recuerdos afilados, irá desenredando una madeja de traiciones, silencios y pactos de los que nadie quiso hablar.

«Hubo quien echó la culpa al mal de ojo. Los maleficios tienen esas cosas»

Y mientras todo se revela, una canción suena como un eco lejano: “Pequeña flor”, ese clarinete melancólico que suena como el alma de la novela. Porque esta historia es eso: una melodía triste y hermosa que atraviesa generaciones.

Los ecos del ayer no es solo una novela sobre una familia marcada por una supuesta maldición. Es un viaje emocional hacia lo que fuimos, lo que nos ocultaron y lo que aún duele sin saber muy bien por qué. Es una historia de mujeres que reconstruyen lo que el tiempo y el miedo intentaron borrar.

                                            

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔: 

Este libro me atrapó sin aspavientos, como quien entra a una casa familiar después de años sin pisarla. Tiene ese ritmo tranquilo que esconde intensidad, como la mirada de alguien que ha vivido más de lo que cuenta. La historia de los Quesada me recordó que todos tenemos legados que nos pesan, nombres que ya no decimos, canciones que suenan sin que nadie las toque. 

Y Carmen Santos sabe narrar eso: la nostalgia, la sospecha, la herencia emocional. Me quedo con la atmósfera, con esa casona que parece respirar, con Isabel, que se atreve a mirar donde nadie quiso, y con el clarinete de su tío Saturnino, que parece tocar solo para los fantasmas.

«¿De verdad crees que este malefício solo existe en nuestras cabezas?» 

«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?






1 comentario:

  1. Wspomniana nostalgia mocno mnie przekonuje do lektury tej książki.

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