Autora: Maria ParrTraducción: Cristina Gómez-BaggethunIustración: Zuzanna CelejGénero: Novela Juvenil - A partir de 10 añosEditorial: Nórdica LibrosPáginas: 180
No hay nada mejor que tener un hermano. Aunque, a veces, tenerlo signifique sobrevivir a una avalancha diaria de energía, ocurrencias y caos. En Oskar y yo, Maria Parr nos regala una historia divertida, tierna y profundamente humana sobre los lazos que nos unen incluso cuando nos hacen perder la paciencia.
Ida, la narradora, nos introduce en su mundo cotidiano, ese universo donde su hermano pequeño Oskar reina con su carácter salvaje, testarudo y entrañable. A través de las estaciones, desde safaris primaverales por el río hasta misterios otoñales con vampiros imaginarios, Maria Parr construye una novela que respira infancia por todos sus poros: imaginación, descubrimiento, risas y también esos pequeños duelos que llegan con el paso del tiempo.
El talento de Maria Parr vuelve a brillar en su forma de retratar lo cotidiano con emoción y humor, consiguiendo que los lectores, tanto jóvenes como adultos, se vean reflejados en los enredos, las discusiones y los gestos de cariño que solo existen entre hermanos. Su prosa, siempre cálida y cercana, nos recuerda que crecer no es solo hacerse mayor, sino aprender a mirar el mundo con nuevos ojos.
Las ilustraciones de Zuzanna Celej vuelven a ser el complemento perfecto: delicadas, expresivas y con esa atmósfera nórdica que envuelve la historia como un abrazo.
Ideal para lectores infantiles y juveniles a partir de diez años, pero también para adultos que disfrutan de la buena literatura que emociona sin artificios. Y es que, al acercarse las fechas navideñas, cuesta resistirse a volver al universo de Maria Parr, donde el invierno huele a galletas, amistad y travesuras compartidas.
Leer Oskar y yo ha sido como volver a mi propia infancia: a esos días en los que una pelea con un hermano podía durar cinco minutos… o toda la tarde, pero siempre terminaba en risas. Oskar me ha recordado a ese torbellino familiar que todos conocemos, el que te desespera y al mismo tiempo te llena la vida, y Ida, con su paciencia y ternura, es la voz que pone palabras a lo que muchos sentimos sin saber decir.
Me he reído con las ocurrencias de Oskar, me he emocionado con los pequeños momentos en que el amor fraternal se cuela sin pedir permiso, y he cerrado el libro con esa mezcla de nostalgia y gratitud que solo dejan las buenas historias.
Maria Parr tiene una sensibilidad única: convierte lo cotidiano en algo extraordinario, y consigue que lo más simple, un paseo por el río, un enfado, una tarde de juegos, se sienta trascendente. Oskar y yo no solo habla de la infancia, habla del amor en su forma más pura: la que se da sin pensar, con todas sus imperfecciones.
Quizás por eso me parece una lectura perfecta para estas fechas. Cuando el frío aprieta y uno busca historias que calienten el alma, Maria Parr siempre aparece con su mezcla de humor, ternura y verdad.
«Eso es porque empiezas a hacerte mayor, Ida. Cuando te haces mayor, las cosas se vuelven más pequeñas»




















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