«Los parásitos» de Daphne du Maurier



Autora: Daphne du Maurier
Traducción: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Fecha de publicación:  14 de mayo de 2025
Categoría: Ficción clásica
Editorial: Alba 
Páginas: 480

Maria y Niall son hermanastros y tienen una media hermana menor, Celia. Criados por una pareja de artistas de éxito (un cantante y una bailarina), han sido niños consentidos, han vivido de gira en gira, acostumbrados al aplauso y al relumbrón de la farándula, sin otra disciplina que «la regla del silencio en el teatro durante los ensayos». Con el tiempo, Maria se ha convertido en una actriz famosa y Niall en compositor de «melodías facilonas» que se bailan y tararean en toda Inglaterra y toda Francia; por su parte, Celia, sin entenderlo como un sacrificio, se ha dedicado a cuidar de su padre –un hombre genial pero caprichoso y exigente– a la hora del retiro. Pero ahora, en una reunión familiar en una casa de campo, el marido de Maria los acusa de ser unos parásitos y ellos se preguntan si realmente, o hasta qué punto, lo son. A partir de esta incierta revelación, la novela alterna magistralmente presente y pasado para revelarnos el curso de tres vidas donde coexisten el valor y la cobardía, el trabajo y la veleidad, el escándalo y el retraimiento. En Los parásitos (1949) Daphne du Maurier puso mucho de su propia vida como hija de artistas e iluminó el mundo bohemio con los detalles más vívidos y las sensaciones más difíciles de captar. Una forma de dormir, un anillo con una piedra azul, una nevada en Londres o un horrible pudin de arroz se cargan de significado en esta historia de lazos familiares, egos invencibles y devaneos eróticos muy lejos de lo convencional.

                                         


Daphne du Maurier Nació en Londres en 1907, hija del actor y empresario Gerald du Maurier y nieta del autor e ilustrador George du Maurier. Educada en familia y más tarde en París, empezó escribiendo cuentos y artículos en 1928 y en 1931 publicó su primera novela, Espíritu de amor. El éxito de Rebeca (1938), su tercera novela, enseguida adaptada al cine por Alfred Hitchcock, le dio fama mundial, y a partir de entonces se convertiría en una de las novelistas más populares del siglo XX. Entre sus otras obras, muchas de ellas llevadas también al cine, cabe mencionar La posada Jamaica (1937; Rara Avis núm. 37), El río del Francés (1941; Rara Avis núm. 42), Monte Bravo (1943), Los parásitos (1949), Mi prima Rachel (1951; Rara Avis núm. 32), Los pájaros (relato incluido en la colección The Apple Tree, 1952), Mary Anne (1954), El chivo expiatorio (1957; Rara avis núm. 49) y La Casa de la Orilla (1969). También escribió teatro y biografías. Vivió la mayor parte de su vida en Cornualles, donde se ambientan muchas de sus novelas. Allí murió en 1989.


𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒉𝒂𝒚 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔, 𝒗𝒐𝒚 𝒂 𝒅𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒎í𝒂

Todo comienza con una cena aparentemente inofensiva. Una conversación cruzada, una frase lanzada con desdén por el marido de Maria: “Sois unos parásitos”. Y así, con esa puñalada emocional, Daphne du Maurier enciende la mecha de una historia que nos lleva al pasado de tres hermanastros marcados por el talento, el arte y una crianza fuera de lo común.

Maria, Niall y Celia no crecieron con normas ni horarios. Sus vidas giraron en torno a los aplausos, las giras, los escenarios, los trajes de lentejuelas y los camerinos en penumbra. Fueron niños mimados por el mundo del espectáculo, educados entre bastidores y alimentados por la idea de que todo lo que importa es el arte… o, más bien, la ilusión del arte.

Ahora, ya adultos, se enfrentan por primera vez a una verdad incómoda: ¿han vivido de los demás? ¿Han hecho algo real con sus vidas? Y lo más inquietante: ¿se han convertido en personas vacías, incapaces de vivir fuera del reflejo de los focos?

Los parásitos alterna pasado y presente con una delicadeza hipnótica. Du Maurier dibuja con su pluma aguda y sensual un retrato del mundo bohemio, donde cada gesto y cada objeto cotidiano –un anillo, una comida, una mirada fugaz– se carga de significado. El talento, el ego, el amor filial, el deseo, el resentimiento: todo se enreda en esta novela brillante y turbia como un espejo antiguo.

Y como siempre en su obra, hay algo que se desliza por debajo de las palabras. Una inquietud. Una sombra. Una pregunta sin resolver.

                                            

𝑨𝒒𝒖í 𝒗𝒂 𝒎𝒊 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊ó𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒍, 𝒔𝒊𝒏 𝒇𝒊𝒍𝒕𝒓𝒐𝒔: 

Este libro me sorprendió. No es el Du Maurier del suspense gótico de Rebeca, pero sí es el de la complejidad emocional, el que disecciona relaciones con bisturí. Me atrapó la ambigüedad de los personajes, lo incómodamente reales que son. A ratos los detesté, a ratos los comprendí. Hay momentos en los que uno se pregunta: ¿y si también yo, en cierto modo, soy un parásito?

La novela tiene una fuerza sutil y constante. No busca el golpe de efecto, sino el desgaste emocional, el roce de una vida que no encaja del todo. Y eso, al final, es mucho más potente.

«Fue Charles el que nos llamó parásitos. Lo dijo de una manera sorprendente, y repentina; era un hombre tranquilo, poco predispuesto a dar opinioes, excepto en las cuestiones más normales y cotidianas; por eso su declaración tuvo el impacta de una explosión» 

«𝑸𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒆. 𝑪𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒐𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓á 𝒂 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒓𝒐𝒏»

#𝒚𝒐𝒍𝒆𝒐𝑵𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂, ¿𝒚 𝒕ú?


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